Antecedentes
La intensidad creciente de los procesos especulativos de urbanización a partir de los 90 y de las dinámicas de la globalización, que anteponen intereses de unos pocos a los derechos colectivos de la ciudadanía, están provocando, como en ningún momento anterior, la desaparición de vestigios culturales heredados del pasado, de espacios de calidad medioambiental y paisajística, pérdida de calidad de las aguas y del aire, con efectos también sobre la salud de la población y el cambio climático. Todo ello ocasiona la inquietud de sectores cada vez más amplios de la sociedad, que se manifiesta de manera creciente a través de movimientos ciudadanos, pero también de forma institucional, a través de convenios, disposiciones nacionales, acuerdos internacionales y compromisos políticos dirigidos a corregir estos problemas. En este sentido, vemos, por ejemplo, como la Asamblea General de Naciones Unidas en septiembre de 2015 definió la conservación del patrimonio y la mejora del medioambiente dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, incorporando contenidos culturales y medioambientales que tienen ya un largo recorrido en el tiempo y unas de sus principales referencias en la Convención del Patrimonio Mundial Cultural y Natural de 1972, actualizada en 1992 con la definición de “Paisaje Cultural”, y en la Convención del Patrimonio Cultural Inmaterial de 2003.
La intensidad creciente de los procesos especulativos de urbanización a partir de los 90 y de las dinámicas de la globalización, que anteponen intereses de unos pocos a los derechos colectivos de la ciudadanía, están provocando, como en ningún momento anterior, la desaparición de vestigios culturales heredados del pasado, de espacios de calidad medioambiental y paisajística, pérdida de calidad de las aguas y del aire, con efectos también sobre la salud de la población y el cambio climático. Todo ello ocasiona la inquietud de sectores cada vez más amplios de la sociedad, que se manifiesta de manera creciente a través de movimientos ciudadanos, pero también de forma institucional, a través de convenios, disposiciones nacionales, acuerdos internacionales y compromisos políticos dirigidos a corregir estos problemas. En este sentido, vemos, por ejemplo, como la Asamblea General de Naciones Unidas en septiembre de 2015 definió la conservación del patrimonio y la mejora del medioambiente dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, incorporando contenidos culturales y medioambientales que tienen ya un largo recorrido en el tiempo y unas de sus principales referencias en la Convención del Patrimonio Mundial Cultural y Natural de 1972, actualizada en 1992 con la definición de “Paisaje Cultural”, y en la Convención del Patrimonio Cultural Inmaterial de 2003.
Motivaciones
Toledo, ciudad de especial resonancia
mundial por sus valores culturales y capacidad de proyectarlos hacia el futuro,
ve como su patrimonio histórico, artístico y natural sufre, entre otras
amenazas, el vaciamiento residencial y pérdida de diversidad funcional de su
casco histórico, y la ocupación por la marea urbanizadora de zonas
arqueológicas, paisajísticas y medioambientales, sobre todo, en los escarpes de
falla al sur del Tajo (Cigarrales, San Bernardo, Montesión), y en las vegas del
río. Y no menos importantes son los peligros para su patrimonio cultural y
natural que provocan la reducción de caudal del río Tajo, la pérdida de calidad
de sus aguas y del aire, el deterioro de las márgenes del río, la desaparición
de espacios públicos y la banalización de los espacios construidos.
Todas las anteriores amenazas se producen
sin que exista un proyecto real de desarrollo sostenible (ni siquiera un plan
de ciudad) y con riesgo de pérdida de la calificación por la UNESCO como Ciudad
Patrimonio de la Humanidad en 1986 y Ciudad de Valor Universal
Excepcional en 2013 por incumplimiento de normas a las que obligan estos
declaraciones internacionales, además de no respetar mandatos y principios que
tienen fundamento en nuestra Carta Magna, en la Ley de Patrimonio Histórico
Español de 1985, en la Ley 4/2013, de Patrimonio Cultural de Castilla-La
Mancha, en Leyes estatales y autonómicas de Ordenación del Territorio,
Urbanismo, legislaciones sectoriales y directivas de la UE.
Fundación de la plataforma:
“Toledo, Sociedad, Patrimonio y Cultura”
Ante esa situación y en un contexto
mundial en el que crece la preocupación por conservar las huellas del pasado,
favorecer el desarrollo sostenible de los lugares y mejorar las condiciones
medioambientales, por lo tanto la calidad de vida de la ciudadanía, un grupo de
personas independientes, con distintas competencias académicas, procedentes de
campos profesionales muy diversos y, en muchos casos, con larga experiencia en
la gestión y ordenación del territorio y en campos variados del patrimonio y la
cultura, han decidido fundar la plataforma "Toledo, Sociedad,
Patrimonio y Cultura", conscientes de que las ideas y
actuaciones de los representantes legítimamente elegidos resultan a menudo
insuficientes para la protección y defensa de esos valores.
"Toledo. Sociedad, Patrimonio y
Cultura" quiere proporcionar voz y participación a todos los ciudadanos que se
sienten ignorados en sus reclamaciones en defensa de la cultura y del
patrimonio histórico y natural de Toledo y, a menudo, desamparados ante
atropellos que se saltan todas las cautelas y teóricas protecciones
establecidas por la legislación, a pesar de la labor de la Prensa y el
mundo editorial, que dan soporte documental y facilitan el debate que ayuda a
su preservación, y de la existencia de instituciones culturales, como las
Reales academias y Sociedades científicas, Colegios profesionales y
Universidades.
En este sentido, “Toledo. Sociedad,
Patrimonio y Cultura” representa un esfuerzo
de la sociedad civil organizada para conservar elementos culturales,
patrimoniales y paisajísticos con los que los ciudadanos nos identificamos por
ser expresión de valores, creencias, conocimientos, saber hacer y tradiciones,
y siempre, resultado de la interacción entre las personas y los lugares a lo
largo del tiempo. Por eso, son representación colectiva de nuestra identidad
propia, al tiempo que elementos de cohesión social y soporte de valores
educativos.
Por otro lado, con la creación de esta
plataforma, no hacemos otra cosa que cumplir y dar cauce a la Ley del
Patrimonio Histórico Español y la Ley del Patrimonio Cultural de
Castilla-La Mancha cuando recogen en su articulado que todos los ciudadanos
tienen el deber de denunciar cualquier peligro o deterioro que amenace el
patrimonio, o de contribuir a su conservación y difusión, y creemos firmemente,
como dice la primera de ellas en su preámbulo, que todo ello sólo tiene sentido
si, al final, conduce a que un número cada vez mayor de ciudadanos pueda
contemplarlo y disfrutarlo, puesto que “en un Estado democrático
estos bienes deben estar adecuadamente puestos al servicio de la colectividad
en el convencimiento de que con su disfrute se facilita el acceso a la cultural
y que ésta, en definitiva, es camino seguro hacia la libertad de los pueblos”.
Esta plataforma se funda con carácter
abierto y participativo, e invita a formar parte de ella y a colaborar en sus
tareas a todas las personas interesadas en la defensa, promoción y difusión de
los valores patrimoniales, naturales y de la cultura de Toledo, que son de
todos y no propiedad de unos pocos. Se trata de una
iniciativa espontánea, transparente y de legítimo interés ciudadano, por lo que
se declara absolutamente abierta a cuantos quieran integrarse en ella, dando
igualdad de oportunidades de participación a todos sus integrantes.
De esta forma, animamos a sumarse a esta
plataforma a cuantas personas y/o entidades lo deseen, para conseguir un Toledo
que mantenga activo su patrimonio heredado, cultural y natural, tangible e
intangible, para uso y disfrute de todos los ciudadanos.
Objetivos de la plataforma
1. Defender los valores patrimoniales,
paisajísticos, medioambientales y culturales de Toledo que justificaron su
temprana declaración como Conjunto Histórico Artístico en 1940, su
calificación por la UNESCO como Ciudad Patrimonio de la Humanidad en
1986 y su declaración como Ciudad de Valor Universal Excepcional en
2013, de manera que puedan ser disfrutados por los ciudadanos actuales y
transmitidos a posteriores generaciones en el mejor estado posible de
conservación.
2. Denunciar las agresiones al patrimonio
y al paisaje que suponen en la Vega Baja el Plan Especial de Reforma Interior
de Desarrollo UA-34 del POM de 2007 y la Modificación 28 del PGMOU de 1986,
aprobada por el Ayuntamiento y la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha.
La construcción prevista por esa Modificación 28 de 1.698 viviendas en la zona,
a través de las UA Circo Romano, Cristo de la Vega, Vega Baja
1 y Ampliación de Santa Teresa dañan la conservación de valores
patrimoniales y paisajísticos protegidos por la legislación vigente y tratados
internacionales. Estas actuaciones continúan en el tiempo las proyectadas en la
zona y que ya fueron objeto de rechazo ciudadano hasta su paralización por el
presidente Barreda, como el PAU Vega Baja, en 2006, con intervención de
instituciones culturales e incluso del propio Rey.
3. Rechazar la urbanización y construcción
en La Peraleda de las 5.300 viviendas previstas por la modificación 29 del
PGMOU de 1986, debido a los valores arqueológicos, medioambientales y paisajísticos
de la zona, prolongación de la unidad de paisaje “Vega Baja” al otro lado del
río. Todo ese espacio se halla afectado por niveles de protección contemplados
por la legislación, las declaraciones de Ciudad Patrimonio de la Humanidad
y Ciudad de Valor Excepcional, la Convención del Patrimonio Natural y
Cultural del Paisaje de 1972 y su actualización de 1992, y el Convenio del
Paisaje Europeo de 2000.
4. Impulsar la entrada de la naturaleza en
la ciudad, la recuperación de caudales del río y la mejora de la calidad de sus
aguas y de sus márgenes. Todo ello debería permitir la integración del Tajo con
el conjunto de la ciudad, el desarrollo de actividades en sus inmediaciones y
su relación con estrategias de naturalización urbana, de manera que el río
vuelva a tener el protagonismo que siempre tuvo en la historia de la ciudad.
5. Difundir el conocimiento de los
excepcionales valores que encierra el patrimonio histórico, artístico, cultural
y natural de Toledo y entorno, con atención también a sus unidades de paisaje,
que actúan como soporte de identidades colectivas de la ciudadanía, al tiempo
que trascienden lo local para hacerse universal y, por lo tanto, son Patrimonio
de la Humanidad.
6. Mostrar cómo los valores patrimoniales,
paisajísticos, medioambientales y culturales de Toledo son recursos con
capacidad de generar riqueza y empleo, con potencial para contribuir al
desarrollo sostenible de nuestra ciudad y su área metropolitana, y elementos
que favorecen condiciones de calidad de vida y sentimientos de familiaridad e
identificación de los ciudadanos con el territorio.
7. Colaborar con las iniciativas
procedentes de organismos de todo tipo, asociaciones e instituciones culturales
coincidentes con los objetivos y fines definidos por esta plataforma y que
puedan contribuir a una mejor conservación del patrimonio histórico, artístico
y natural de Toledo, tangible e intangible, a su puesta en valor y a su
difusión, para disfrute de las generaciones presentes y de las futuras.