El Ayuntamiento de Toledo deniega una licencia de obras a un particular en el Poblado Obrero por "haberse producido el hallazgos de restos arqueológicos". ¿Si llega el momento, tendrá el mismo trato la obra pública del cuartel?
Isabelo Sánchez Gómez
Miembros de la plataforma "Toledo. Sociedad, Patrimonio y Cultura"
El
inventario del Patrimonio Cultural de Castilla-La Mancha (antiguas Cartas Arqueológicas), reúne todos los bienes
culturales existentes en el territorio de Castilla-La Mancha, para los cuales
se establece un ámbito de protección y de prevención. De la tutela de estos
bienes es responsable la consejería competente de la administración
regional. Esta información debe ser
tenida en cuenta en el planeamiento urbanístico, cuya redacción y gestión es
competencia municipal. También es competencia municipal el otorgamiento de
licencias de obra. En consecuencia, cuando alguna solicitud de licencia se
pretende realizar en un espacio que se encuentra en el inventario reseñado, la
administración local debe informar al promotor que se requiere una autorización
de la Consejería competente en Patrimonio Cultural, previa a la concesión de la
licencia, que implica la realización de un estudio redactado por técnico
competente, en base al cual se podrá autorizar o denegar la intervención, y/o
establecer condiciones.
La zona de Vega Baja había
permanecido relativamente tranquila, después de lo sucedido en 2006, hasta que el
gobierno municipal actual, en el año 2017 inició la urbanización de la Unidad
de Actuación 34 en la Avenida de América, que incluía la construcción de 4
bloques con 86 viviendas. Esta actuación tiene lugar casi simultáneamente a la
anulación por la justicia del Plan de Ordenación Municipal de 2007, un más que polémico
documento urbanístico que permitía tales construcciones. Desde entonces, todo
se ha acelerado en este espacio. La
Modificación Puntual 28, aprobada por el Ayuntamiento y la Junta, ha recuperado
las 1.698 viviendas, y usos dotacionales y terciarios que contenía para este
espacio el POM invalidado, poniendo de nuevo en el centro de la polémica las
posibles destrucciones arqueológicas y la conservación del paisaje protegido
desde 1968. La polémica más reciente se encuentra en el acuerdo, promovido por
la administración local, para la construcción de un cuartel de la Guardia Civil
entre las avenidas del Coronel Baeza, Lorenzo de la Plana y Más del Ribero.
Según los responsables políticos, es
posible construir en Vega Baja, sobre todo si se hace en las zonas externas al
Bien de Interés Cultural, y respetando la legislación patrimonial. Recordemos
que una amplia proporción de ese espacio goza de la máxima figura de protección
patrimonial. En 2006, debido a la importancia de los restos arqueológicos
aparecidos con ocasión de las excavaciones para el proyecto urbanístico Vega
Baja I, donde se pensaban levantar 1.300 viviendas, el presidente Barreda anuló
dicha intervención e inició los trámites para ampliar a este espacio el
anterior BIC arqueológico, que afectaba al entorno del Circo Romano. El nuevo
BIC incluyó todo el espacio del proyecto urbanístico que ponía en riesgo los
restos aparecidos, que se revelaban como toda una ciudad, es decir un conjunto.
En 2008 se terminó el procedimiento, aunque, de forma absurda y anticientífica,
se ajustó la línea o límite de protección a la línea del proyecto constructivo,
dejando fuera de él un amplio espacio sin esta protección. Recordemos que, a
principios de la década de los 2000, cuando empezaron a aparecer restos
arqueológicos por toda la extensión de la parcela, los responsables políticos
de entonces, como los de hoy, también defendían que se iba a cumplir la ley,
como no puede ser de otro modo, pero con aquel respeto a las disposiciones
existentes en el momento faltó muy poco para que desapareciera el yacimiento,
al no ser considerado una “unidad” o “conjunto”. Hoy, lamentablemente, se va
por el mismo camino.
Se conoce el potencial arqueológico
del sitio desde el siglo XVI y, principalmente a partir de los 1990, cuando se
producen numerosas excavaciones arqueológicas con metodología científica, que
sacan a la luz innumerables restos del pasado. La confirmación de esta
evidencia se produjo, como hemos visto, con el desarrollo del proyecto Vega
Baja I, donde la realización, primero de sondeos por toda la parcela, y
posteriormente de excavaciones arqueológicas, mostraron un urbanismo complejo
que se extendía por todas partes, y que motivó la paralización del proyecto
urbanístico. En el año 2009 se realizaron una prospección geofísica y sondeos
de verificación en las zonas externas al BIC, mostrando, como era de esperar,
los mismos restos análogos que aparecían a tan sólo unos metros. Luego, con la
crisis económica, todo quedó paralizado, hasta 2017, cuando se reactivó el
urbanismo en la zona y se procedió a la urbanización y a la construcción de dos
de los cuatro bloques previstos en la Avenida de América, con la identificación
de restos del pasado que no impidieron la autorización de la obra. Al no estar
dentro de un BIC, el espacio afectado fue tratado como un yacimiento distinto,
bajo el sistema de tutela patrimonial, lo que permitió autorizar las obras,
pegando un “bocado” más al yacimiento de Vega Baja, y, sobre todo, provocando daños
a un paisaje legalmente protegido, con reducción de la silueta de la ciudad
histórica desde el lugar, como evidencia cualquier análisis geográfico de
cuenca visual.
Ante el anuncio de la construcción
de un nuevo cuartel de la Guardia Civil, la plataforma "Toledo.
Sociedad, Patrimonio y Cultura", otras organizaciones defensoras del
patrimonio y muchas personas, a título individual, nos hemos posicionado
en contra de su ubicación en el lugar, por considerar que existen otros lugares
para su instalación sin afectar al patrimonio, al paisaje protegido y a previsibles
restos arqueológicos según evidencian las excavaciones en su entorno y las
prospecciones del año 2009. No obstante, el gobierno municipal mantiene su
empeño en la construcción del cuartel en la Vega Baja, eso sí, afirmando el cumplimiento
y respeto de la legislación patrimonial, lo que supone una obviedad puesto que la
ley obliga a todos. Sin embargo, en este contexto, respetar la legislación
patrimonial, como se ha expuesto antes, no garantiza la protección del
yacimiento, y nos aboca a la misma situación de 2006. Casualmente, en aquel
momento, las declaraciones de los políticos y ciertos círculos empresariales
eran idénticas a las de ahora. Con la legislación patrimonial en la mano, y
respetándola, se habría destruido entonces todo el yacimiento, porque se desconocía
que lo que había debajo era extenso, no restos aislados. Ahora, tenemos una
zona declarada BIC y otra no, pero que indudablemente corresponde al mismo
yacimiento, con lo que la primera parte tiene mayor posibilidad de perdurar que
la segunda, por más evidente que sea su pertenencia a un mismo conjunto. De
todos modos, al conocerse, o por lo menos haber sospecha fundada de que el
yacimiento se prolonga más allá de la zona declarada BIC, si no se aborda una
prospección sistemática de todo el espacio Vega Baja para conocer la realidad
arqueológica existente, antes de cualquier nueva construcción, se podría incurrir
en delito de expoliación, según la Ley
de Patrimonio Histórico Español, añadiéndose a lo ya denunciado por la
plataforma “Toledo, Patrimonio, Sociedad y Cultura” ante el Ministerio
de Cultura.
El Acta de la Junta de GobiernoLocal de Toledo del 15 de enero de 2020 recoge la denegación de licencia de
obras (página 5 y 6) a un particular en el Poblado Obrero por posible afección a
restos arqueológicos. El sitio se encuentra apenas a 50 metros de donde se
quiere construir el cuartel de la Guardia Civil, lo que viene a aportar mayor justificación a la argumentación
de que la ubicación elegida por el Ayuntamiento para la construcción del
Cuartel de la Guardia Civil no es la correcta. La denegación de licencia al
particular se ha producido tras la aparición de restos arqueológicos en la
parcela afectada y en cumplimiento de lo establecido para toda intervención en
el ámbito de protección A.1 “Reconquista-Vega Baja”, y lo previsto en los
artículos 27 y 48 de la Ley 4/2013, de 16 de mayo, de Patrimonio Cultural de
Castilla-La Mancha. En concreto, se cita una resolución de la Vicenconsejería de cultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha de 11 de diciembre de 2019, y se concreta en "el hallazgo de restos arqueológicos en la zona de jardín que podrían verse afectados de manera irreversible por dichas obras". Con el precedente de esta denegación no dudamos de que el Gobierno
regional y el Ayuntamiento procederán con el mismo rigor en la aplicación de la
normativa vigente al Cuartel, donde por su extensión y proximidad al yacimiento
Vega Baja, y en base a las prospecciones de 2009, es más que probable la
aparición de restos arqueológicos. Seguramente hay que entender en ese contexto
las recientes declaraciones del presidente Emiliano García Page “sobre la
realización de una radiografía exhaustiva de Vega Baja para identificar la
totalidad de sus vestigios arqueológicos”. Además, con eso se prevendrían apercibimientos
en este sentido desde el Ministerio de Cultura y se cumplirían las obligaciones
con la UNESCO, entre ellas las referentes al paisaje, que de no cumplirse
podrían llevar a incluir Toledo en la lista del patrimonio mundial en peligro.
Ante esta situación y con el ejemplo
de la no concesión de licencia de obras a un particular en la zona para
prevenir daños arqueológicos, ¿no sería preferible facilitar la construcción
del cuartel, que nadie cuestiona, en una ubicación no lesiva para los valores
patrimoniales, tanto del pasado como paisajísticos? De ese modo se evitaría,
además, generar inseguridad ante amenazas terroristas para poblaciones próximas
a esta nueva instalación, al lado del poblado obrero y con un colegio público a
escasa distancia, y mejorar los accesos de dicha instalación.
Confiamos, pues, que la denegación
de licencia de obras comentada a un particular por el Ayuntamiento anticipe su
decisión de facilitar una ubicación al cuartel fuera de la Vega Baja. Esperamos
que sea, además, una prueba de recuperación de su sensibilidad por la
conservación y puesta en valor del patrimonio,
del medioambiente y el paisaje, cuyas carencias han obligado a diferentes
movilizaciones desde ámbitos de la opinión pública y la participación social e individual,
siempre bajo el único motivo de la responsabilidad personal y el compromiso con
exigencias de respeto a valores que son de todos y que constituyen parte de la identidad colectiva de Toledo y de
su proyección en el mundo como “Ciudad de Valor Universal Excepcional”.
Lugar de la denegación de licencia de obras por parte del Ayuntamiento, en conformidad con lo señalado en la resolución de la Viceconsejería de Cultura de 11 de diciembre de 2019 |
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