El yacimiento arqueológico de la Vega Baja
de Toledo es un gigantesco puzzle. El espacio por el que se extiende, no sólo se
circunscribe al ámbito que ha sido protegido como Bien de Interés Cultural, que
se corresponde con el proyecto urbanístico que se denominó Vega Baja I, sino
que el yacimiento arqueológico, realmente, ocupa toda la vega. La mayoría de
las intervenciones arqueológicas realizadas hasta ahora se circunscriben al
espacio del proyecto urbanístico, aunque existen otras actuaciones puntuales en
distintos lugares de la vega.
Vega Baja de Toledo. Trabajos en el Yacimiento 2009. Toletum Visigodo |
Es un sitio
complejo y extenso, que temporalmente abarca desde la prehistoria hasta la
época contemporánea, aunque cuando empieza a tener cierta entidad es desde la
época romana, con un importante desarrollo urbanístico en la época visigoda,
principalmente, y su decadencia y abandono durante el periodo islámico.
La superposición de los diferentes
momentos culturales, la reutilización de materiales, la extracción de arcillas,
la realización actividades industriales, los basureros, los expolios, la
construcción de edificaciones sobre otras edificaciones o espacios
anteriores, o el uso del lugar como necrópolis, además de la realización
de labores agrícolas, hace que la complejidad para comprender el sitio sea muy
grande.
La dificultad para
entenderlo, además, tiene que ver con la poca difusión que se ha realizado del sitio.
La administración regional, que custodia los expedientes de los informes
arqueológicos, nunca ha realizado actividades de difusión, ni publicado
memorias o síntesis alguna sobre el lugar. Los trabajos publicados en revistas
científicas son muy escasos, y no abarcan todas las intervenciones realizadas a
lo largo del tiempo, o se centran en aspectos concretos y, además, una gran
parte del yacimiento permanece sin excavar. Sería imprescindible, debido a la
presión urbanística que continúa existiendo sobre el yacimiento, que se diera a
conocer o se realizara una síntesis de los trabajos realizados hasta ahora, y
se intentara conocer la realidad del espacio que ocupa el sitio, más allá de la
zona declarada BIC, antes de realizar más actividades constructivas que puedan
cercenar o mutilar aún más el yacimiento
Aunque los
trabajos arqueológicos en el proyecto urbanístico de Vega Baja empiezan en el
año 2001, no es hasta el año 2004 cuando se empiezan a realizar de forma más
intensa, primero en los espacios comunes o públicos (viales y espacios verdes),
y más tarde, cuando se adjudicaron las parcelas a los distintos promotores, se
extendieron a estas. Como cada uno de los promotores contrató a su propio
equipo de arqueólogos, la administración tutelar se encontró con que sobre un
único yacimiento, había distintos equipos de arqueólogos trabajando, sin
ninguna conexión entre ellos, con lo que, el resultado científico de las
diferentes intervenciones podría ser difícil de casar. Para evitar esto, la
Consejería de Cultura redactó un "Protocolo de actuación arqueológica en
la Vega Baja de Toledo", que es el documento que os traemos hoy. Este
protocolo debía ser el pegamento que uniera las diferentes intervenciones para
poder realizar una interpretación conjunta de todo el espacio sin perder
información. Creemos que es importante dar a conocer dicho protocolo, porque
puede servir en el futuro para poder entender la metodología o interpretar
mejor los informes arqueológicos de los distintos equipos que trabajaron en
Vega Baja.
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