Documentación. Casco Histórico. Edificios. El Convento de Santa Fe

I.Sánchez

La configuración actual del edificio de Santa Fe es el resultado de múltiples construcciones superpuestas a lo largo de un extenso periodo de tiempo. Por lo menos desde los primeros momentos de la ocupación musulmana, en la fase emiral, la zona nordeste de la ciudad pudo haber tenido una función militar y palaciega. Se sabe que, después de la conquista de Abd-al-Rahmán III, en el 932, se produjo una importante ampliación y remodelación de los espacios, que estuvieron en uso hasta la época taifa, cuando la familia Banu-Di-l-nun, realizó algunas modificaciones para adecuarlo a sus gustos. Después de la conquista por Alfonso VI de la ciudad, los palacios empezaron a ser disgregados o repartidos entre órdenes militares y religiosas, como son la de Calatrava o Salvatierra, la de la Concepción Francisca, o más tarde las Comendadoras de Santiago. El resultado es que hoy, en este espacio, podemos ver las huellas de todas ellas, sobre todo a partir de que en el año 2000 se iniciaran las obras de rehabilitación, y las excavaciones arqueológicas, que pusieron a la vista gran cantidad de restos, principalmente pertenecientes a los palacios musulmanes.

A partir de 1873 parte del convento fue ocupado por las Ursulinas (Religiosas de la Sagrada Familia de Burdeos o de Loreto. El edificio fue declarado Monumento Arquitectónico artístico en 1919, y en 1943 las Ursulinas adquirieron el resto del edificio para dedicarlo a colegio femenino, permaneciendo con tal función hasta 1973. A partir de ese momento, con el abandono, el edificio sufrió una importante degradación, por lo que el Ministerio de Cultura tuvo que acometer actuaciones de urgencia. A pesar de que el colegio se cerró en 1973, no fue hasta 1979, cuando el Ministerio de Cultura compró definitivamente el inmueble, con el objetivo de ampliar la biblioteca pública. Es durante estas gestiones cuando la entonces directora del Museo de Santa Cruz, Matilde Revuelta, se interesó porque dicho inmueble sirviera para ubicar en él las colecciones arqueológicas del museo. Las voladuras realizadas para la construcción del centro comercial del Miradero, agravarían los daños en el edificio de Santa Fe, por lo que era urgente acometer obras para poder dedicarlo a cualquier uso.

El proyecto de restauración fue aprobado en el año 1999, y las obras comenzaron en el año 2000, con el objetivo de ampliar el Museo de Santa Cruz. Finalmente, a principios del año 2004 se anunció la finalización de las obras de rehabilitación. El por entonces director del museo de Santa cruz, Rafael García Serrano, anunciaba inmediatamente la convocatoria del proyecto museográfico para el edificio. No sería, sin embargo, hasta 2007, cuando la Subdirección General de Museos Estatales, realizara el encargo del proyecto museológico del futuro Museo de Santa Fe, de Toledo.

Sin embargo, durante la espera, se iniciaron las obras de construcción del nuevo Palacio de Congresos. Los trabajos realizados provocaron la aparición de grietas, por lo que el edificio precisaría, de nuevo, trabajos de rehabilitación. En 2009, el edificio abrió sus puertas después de 30 años de que fuera adquirido por el Ministerio de Cultura, con una exposición titulada "El Greco. Toledo 1900". Sin embargo, persistían grietas, y la falta de uso, las palomas y el tiempo, ocasionaron deterioros, por lo que fue necesario, otra vez, realizar obras, que empezaron a planificarse en 2012.

Santa Fe llevaba cerca de 5 años cerrado cuando se abrieron algunas de sus salas a principios del 2014, para hacerlo coincidir con el Año Greco, a pesar de que la rehabilitación aún no estaba concluida. Según declaraciones del Consejero de Cultura, Marcial Marín, una vez concluidas las celebraciones del Greco, «Nuestro objetivo es el gran proyecto museográfico de Santa Cruz y Santa Fe para que...Santa Cruz vuelva a convertirse en uno de los museos más importantes de nuestro país, pues cuenta con más de 4.500 metros cuadrados entre Santa Cruz y Santa Fe», (A.M. 2014. El Convento de…)

Como vemos, desde el origen, la planificación y la ejecución de obras por parte del Ministerio de Cultura iban destinadas al uso del espacio de Santa Fe como la expansión natural, y necesaria, del Museo de Santa Cruz. La historia del edificio, las capas de tiempo acumuladas en sus paredes y subsuelo, lo hacían ideal para este propósito, y a nadie se le había pasado por la cabeza, ni ningún toledano había pedido, otro uso diferente para el ex-convento, que no fuera el de ampliación del museo de Santa Cruz. Fue en el año 2017 cuando empezaron a escucharse rumores de la llegada a nuestra ciudad de una colección de arte contemporáneo privada, y que la misma se instalaría en el convento de Santa Fe. Sin embargo, ante el asombro general, no eran rumores, ya que, al parecer, el acuerdo o el visto bueno de Page, ya estaba dado, y la colección vendría, sí o sí, y se instalaría en el espacio que debería ocupar el proyecto de ampliación del Museo de Santa Cruz, en el que el Ministerio de Cultura había gastado enormes cantidades de dinero. Ahora, la Junta de Comunidades, sin ningún plan ni proyecto previo, cuando tanto había escatimado al Museo de Santa Cruz, dedicaría los recursos económicos necesarios para ello, marginando, de nuevo, al Museo que necesitamos y queremos los ciudadanos, todo por un capricho.

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